Opinión

José Luis Sampedro, la catarsis y Grecia en el cine

Grecia reflejada en el cine constituye un aprendizaje y un gozo para los sentidos por sus paisajes y por el carácter de sus gentes. Es el caso de películas como "Zorba el griego" de Michael Cacoyannis, "Mediterráneo" de Gabrielle Salvatores, "Fedora" de Billy Wilder o "Poderosa Afrodita" de Woddy Allen.
Me ha hecho feliz la concesión del Premio Nacional de las Letras a José Luis Sampedro; ha sido un acto de justicia reconocer la obra de este gran humanista. Recuerdo que gracias a él aprendí, entre otras cosas, el significado de la “catarsis”. Fue hace más de 20 años, cuando estudiaba bachillerato en el IES Manuela Malasaña, de Móstoles. Sampedro visitó varias veces el Instituto para hablarnos de literatura, de su novela La sonrisa etrusca, y de tantas cosas… Un día nos acompañó al teatro romano de Segóbriga, en Cuenca. Allí representamos Antígona de Sófocles. La tragedia avanzaba y yo, en mi papel de desdichada reina Eurídice, me moría de manera prematura. Así que después de que el coro me retirara de la vista de los espectadores, me senté junto al escritor. Comprobé que estaba muy emocionado siguiendo la obra, especialmente al rey Creonte, que trataba de hacer cumplir las leyes en la ciudad de Tebas. Entonces vi llorar a Sampedro. Él se dio cuenta de que yo le miraba con la carita maquillada a modo de máscara, y me dijo “Qué terrible situación la del dirigente que ha de mantener el orden sin hacer distinciones con su familia, aunque conlleve desgracias”. Entonces, viendo su dolor y la compasión que en él provocaba la actitud del monarca, comprendí qué era la “catarsis”.
   A la izquierda, la reina Eurídice. A la derecha, representación de Antígona; El rey Creonte va de rojo


La verdad es que términos como “catarsis”, “crisis” y “catástrofe”, entre otros, que bien siguen definiendo situaciones y estados de ánimo. En Zorba el griego, su protagonista calificaba de “catástrofe total” (“full catastrophe”) su “status” de hombre casado, con hijos, con un hogar, etc. Eso era porque Alex Zorba (Anthony Quinn) quería ser un ser libre, sin ataduras. Otros hombres, sin embargo, quieren emular a los dioses manejando los destinos de los humanos. Es el caso de Lenny Weinrib (Woody Allen) en Poderosa Afrodita, que dirigió en 1995. Aunque él vive en Manhattan, el coro que relata y juzga sus actuaciones se sitúa en las ruinas del Teatro griego de Taormina, en Sicilia (Italia), que vemos en la fotografía con el Etna detrás. 


    Poderosa Afrodita. Coro griego y, al lado, Woody Allen y Mira Sorvino (Fotografías de Miramax/ Lauren)

Grecia reflejada en el cine constituye un aprendizaje, o al menos un gozo por sus paisajes y por el carácter de su gente. Este sería un puñado de buenas películas con la Hélade de fondo: Zorba el griego, Mediterráneo, y Fedora.

Mediterráneo (Gabrielle Salvatores, 1991) se sitúa en la isla griega de Kastelorizo ó Mighisti, que es su nombre oficial, el que figura en el mapa del Teniente italiano al mando de un grupo de militares, que la define como “la más pequeña, la más lejana del Egeo, con importancia estratégica cero”. Su misión es observar y avisar, si es que avistan algún barco enemigo. En cualquier caso, lo que al principio parece un destierro para los militares italianos, supervivientes de batallas perdidas y reservistas, acabara resultando un paraíso. Durante el tiempo que dura la II G.M. permanecen allí aislados, conviviendo con sus habitantes y contagiándose de su felicidad y estoicismo.

 Póster de Mediterráneo y fotograma con el grupo de militares italianos y una pastora griega jugando al fútbol

En otras islas griegas se localizó Fedora (Billy Wider, 1978). Parte de la película se sitúa en Corfú, donde se instala el productor Barry Detweiler (William Holden en un papel que recuerda al que interpretó en El Crepúsculo de los dioses, también de Wilder). El productor trata de acceder a una isla cercana a Corfú, donde se alza “Villa Calypso”; allí reside casi secuestrada la mítica actriz Fedora. Billy Wilder tenía en mente el cuadro de Böcklin “La isla de los muertos” para la isla de la villa. De hecho, en el hotel de Corfú hay un cuadro -en la habitación de Holden- que representa el cuadro de Böcklin. En un plano real, parece que la isla de Pondikonissi –a menos de 5 km de Corfú- pudo ser la inspiración para el citado cuadro, aunque no está demostrado, y en consecuencia fue la elección de Wilder para los exteriores de la villa. 


  Cuadro La Isla de los muertos (inspirado en Pondikonissi) y fotograma con Fedora (Martha Keller) y Henry Fonda

De Zorba el griego (Michael Cacoyannis,1964) parece que se ha dicho casi todo. ¿Quién no recuerda a Anthony Quinn bailando en la playa de Creta un sirtaki –baile que, por cierto, se creó expresamente para la película-? Pero más allá de los magníficos paisajes cretenses y la música de Mikis Theodorakis, querría destacar, ahora que he vuelto a revisar esta cinta, el atavismo y la hostilidad latente; me ha llamado la atención la actitud primitiva de los hombres que persiguen a la viuda (Irene Papas) y que la matan, prácticamente “porque no pueden conseguirla”, como afirma Alex Zorba. También es aterradora la actitud “de rapiña” de los cretenses con otra mujer, la extranjera Madame Hortense (Lila Kedrova) cuando aún está agonizando. Pero también hay mensajes positivos, como el portentoso final, cuando todo se viene abajo y Zorba dice: “Jefe, ¿vio usted alguna vez un desastre más esplendoroso?”


Fotograma de Zorba el griego, con la joven viuda Irene Papas, y portada del disco que se editó con la B.S.O.