Opinión

El resplandor de Kubrick: el laberinto y la fábula

Los hoteles, especialmente en temporada baja, ya no son lo que eran desde el estreno de "El Resplandor", de Stanley Kubrick. El Hotel Overlook, su laberinto, sus pasillos con moqueta y su vigilante Jack Torrance, se convierten en objetivo de análisis del excepcional documental "Habitación 237". Nuevos puntos de vista y significados ocultos que Sonia Sánchez Recio desvelará en este post.

"Cabritillos, cabritillos ¡dejadme entrar!". Es el último aviso de Jack Torrance (Jack Nicholson), antes de derribar "a hachazos" la puerta del baño tras la que se esconde Wendy, su mujer, en el Hotel Overlook. Esa es la expresión que aparece en la versión española de El resplandor (1980). Sin embargo, en la original en inglés, no se refiere al cuento de Los siete cabritillos y el lobo, sino al de Los tres cerditos: "Little pigs, Little pigs, let me come in", dice esta vez Torrance, a quien han contratado para que vigile y mantenga el hotel durante el invierno. No obstante, en ambos cuentos, él es un lobo.

En la película de Stanley Kubrick hay numerosas alusiones a los relatos infantiles.
Para preparar el guión –junto a Diane Johnson- el director norteamericano recurrió a autores como Bruno Bettelheim y su obra Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Hansel y Gretel es otra de las referencias que encontramos cuando Wendy  afirma "Es tan grande (la cocina) que tendré que ir dejando miguitas cada vez que entre". He aquí una primera aproximación a los espacios laberínticos. Las "miguitas" son como el hilo de Ariadna, imprescindible para no perderse en el laberinto del Minotauro, un ser mitológico, mitad hombre, mitad toro, como Torrance (confinado en su laberinto).




A la izquierda, Jack Torrance recuerda al Minotauro. Detrás hay una cabeza disecada de toro que podría encajar en su cuerpo. A la derecha, observa la maqueta del laberinto, que en tamaño real se encuentra junto a uno de los pabellones del hotel. También representa a su mente, cada vez más intrincada.



En un primer visionado de El Resplandor, ya se percibe la agresividad del color rojo en espacios como el salón principal del hotel, y el aseo de caballeros del salón dorado. También se observa la arquitectura adintelada, basada en líneas rectas y en columnas. Un planteamiento decorativo y arquitectónico que nos lleva al Palacio de Cnosos en Creta, el lugar en el que el rey Minos encerró al Minotauro.






Arriba, fotogramas de El Resplandor (salón principal y baño). Abajo, Palacio de Cnosos, en Creta



La película comienza con unas extraordinarias imágenes, tomadas desde un helicóptero, del Lago de Saint Mary en el Parque Nacional de los Glaciares, en Montana (EE.UU). Un coche atraviesa el paisaje hasta llegar al ficticio Hotel Overlook. Las vistas exteriores del edificio corresponden al Timberline Lodge, un lujoso hotel de montaña en Oregón. Los interiores se recrearon en los estudios Elstree de Londres (Inglaterra). El diseño del salón y el pasillo principal se inspiraron en el Hotel Ahwahnee en el parque nacional de Yosemite (California, USA). Los planos de los exteriores naturales fueron filmados por el ayudante de dirección Douglas Milsome, ya que Kubrick permaneció en Inglaterra durante todo el rodaje.




Izquierda, el lago de Saint Mary (Montana, California). A la derecha, el hotel Timberline (Oregón)



Dos documentales -Operación Luna (William Karel, 2002) y Habitación 237  (Rodney Ascher, 2012)- lanzan, entre otras teorías, la de que las imágenes de la llegada del hombre a la Luna en 1969 fueron realizadas por Kubrick (poco después de dirigir 2001: una odisea en el espacio, 1968) por encargo del gobierno de los EE.UU., presidido entonces por Richard Nixon. Operación Luna es lo que se conoce como un falso documental (emplea argumentos que den verosimilitud a la historia hasta que al final se descubre como un "fake", una broma hacia el espectador).


En cualquier caso –al margen de que alunizase o no el Apolo XI- no habría sido ésta la primera vez en la que se recrean unos hechos históricos a falta del material original. Esto sucedió con el documental La victoria de Túnez (F. Capra y H. Stewart, 1944) sobre el desembarco de las tropas aliadas y la batalla de Túnez durante la II guerra mundial; en este trabajo participó John Huston, quien confesó que tuvieron que grabar todo de nuevo, ya que se les habían perdido los rollos de película. Esta vez el desierto tunecino fue el de Mojave (California), y las playas, las de Orlando (Florida). Después mezclaron este material con planos aéreos grabados por los británicos.




Izquierda, 2001: una odisea en el espacio. La NASA le había dejado avanzadas cámaras y lentes a Kubrick para su película. Por otra parte,  los trajes de astronauta de 2001 influyeron en los de las misiones de la NASA.  A la derecha, Danny Torrance con su jersey del Apolo XI ¿una clave oculta o una broma?



En el otro documental, Habitación 237, se juega a descifrar los significados ocultos de El Resplandor. Por ejemplo, en la escena en la que Danny juega con unos coches sobre la alfombra, de un plano a otro cambia la trama hexagonal del suelo tapizado. Más que un error del perfeccionista Kubrick, parece un mensaje sobre que "la mente puede engañarnos". Aunque, según los exégetas, la forma de lanzadera espacial del tramado y la pequeña pelota (Luna) que le lanzan a Danny, "salida de la nada", corroborarían que Kubrick es el autor de las famosas imágenes de la llegada a la Luna.





A mí me gusta pensar en Stanley Kubrick en clave lúdica: como el personaje de un cuento que nos va dejando "miguitas" para que encontremos el camino.