Parador de Gredos: historia de una trucha ahumada y de su perseverancia

Alfonso XIII inauguró en octubre de 1928 el primer establecimiento de la red de Paradores: el de Navarredonda de Gredos, en Ávila. Y, aquí, hasta el próximo día 17 de diciembre una exposición conmemorativa hace un repaso por la historia de los 85 años de vida de esta empresa pública. Una historia con un protagonista culinario particular: la trucha del río Tormes.

La exposición elige como escenario uno de los rincones con más historia del establecimiento: su Salón Viejo. Antaño cumplió, entre otras funciones, la de ser la puerta de acceso al primero de los establecimientos de una Red que cuenta, a día de hoy, con 94 hoteles diseminados por todo el Estado. El viejo refugio de cazadores abulense, reconvertido bajo el impulso inicial de Canalejas y la batuta del marqués de Vega-Inclán en el primero de la larga lista, sigue dando refugio a viajeros y excursionistas, ahora transmutados en modernos turistas del siglo XXI, desde su inauguración (el día 9 de octubre de 1928 por el rey Alfonso XIII) hasta nuestros días. Y tiene un protagonista anónimo en sus fogones: la trucha del Tormes.

Cuentan los más viejos del lugar que el plato se mantiene en la carta del Parador de Gredos desde hace unos setenta años. El cercano río Tormes, con uno de los cotos trucheros más apreciados del país, surtía por entonces de ejemplares a las cocinas del establecimiento. Y ocurrió que vino a alojarse y disfrutar de la pesca un noruego que trabajaba en el consulado de su país en la capital del reino. Al cliente le sorprendió la manera en que las truchas se cocinaban en el Parador y al año siguiente regresó con un utensilio similar a los que se usaban en su país para ahumar los ejemplares (una especie de caja de hierro forjado, con un infernillo de alcohol, serrín y una parrilla). El invento, con ligeras modificaciones, cumplió con éxito las expectativas, recaló en la carta del establecimiento y se ha mantenido con los años convirtiéndose en una auténtica institución. Las truchas (que ya no se pescan libremente en el Tormes por impedimentos de la legislación vigente) se sirven en el restaurante del Parador preparadas según la manera noruega ofreciendo al paladar un toque diferente y exquisito. Todo un ejemplo de perseverancia culinaria y de la riqueza de la cocina regional que se ofrece en la Red de Paradores.

Dejando de lado la intrahistoria de la trucha, decir que el parador experimentó varias remodelaciones y ampliaciones a lo largo de estos 85 años hasta llegar a su actual aspecto y capacidad: 74 habitaciones. Estancias confortables, cálidas y bien equipadas donde tomarse un respiro de una jornada de paseos o turismo activo en los maravillosos alrededores del establecimiento (rodeados de un frondoso pinar de repoblación que tampoco existía hace 85 años).

No hay que perderse la exposición, síntesis de una vida fecunda y pionera: Canalejas propuso crear una telaraña de establecimientos hoteleros en zonas deprimidas del país a fin de facilitar el desarrollo económico de las mismas y, también, encontrar una vía para la conservación y mejora del patrimonio histórico. Se hace un repaso a la promoción del producto en los últimos 50 años, a la evolución de la intendencia, al importante papel que juega la oferta gastronómica en los mismos y, por último, se recuerdan muchos de sus visitantes más ilustres: desde personajes del mundo de la cultura como Joan Miró o Rafael Alberti a mandatarios extranjeros como la esposa del presidente estadunidense, Michelle Obama. Desde 114 €.


 

Parador de Gredos
AV-941, km. 10
05635 Navarredonda de Gredos (Ávila)
Tel. 920 34 80 48

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